domingo, 29 de diciembre de 2013

Legislar el aborto


¿Por qué cuando se habla de aborto el debate se limita a supuestos o plazos? ¿Por qué sólo se habla del derecho de la mujer? ¿Los hombres no tienen derechos? ¿No tienen derechos los niños? El aborto es cosa de tres (como poco). Entonces, ¿por qué todos los derechos los tiene una parte? ¿Por qué sólo una parte puede decidir lo que le interesa y las otras dos partes tienen que sufrir las consecuencias?

“Nosotras parimos, nosotras decidimos”. Hay mujeres a las que tener un hijo en un momento dado les pude trastocar la vida. Hay hombres para los que el tener un hijo no deseado les puede destrozar la vida. Hay niños a los que el aborto les destroza la vida. 


El intentar conjugar los derechos del padre, la madre y el hijo es tarea imposible. Para empezar, el no nacido no puede decidir por sí mismo. Por tanto, la defensa de sus intereses debería quedar en manos de sus padres o del Estado. Teniendo en cuenta que pueden ser sus propios padres quienes lo quieren matar, mejor que lo defienda el Estado. Pero claro, como el Estado se desentiende de defenderlo y en su lugar, en lo que piensa, es en el voto femenino... pues el niño está perdido. 


El hombre (como tal) nunca ha preocupado a los partidos políticos, así se encuentra con que:
- Si él quiere tener a su hijo y ella no, ella lo aborta y él se queda sin hijo.
- Si él no quiere ese niño y quiere que lo aborten, pero ella sí quiere que nazca, el niño nacerá.
- Si él no quería el niño, y ella tiene el niño contra la voluntad del padre, él tendrá que pagarle manutención, dejarle su casa, irse a vivir de alquiler o a la calle, porque lo importante son los derechos del niño (ahora, cuando lo decide ella).


Con lo que el hombre tiene todas las obligaciones y ningún derecho. Eso no es igualdad. Eso no es justicia.


La mujer está en manos de los intereses políticos. El aborto es una de las pocas cosas en las que pretende diferenciarse el bipartidismo. Unos les conceden un plazo para poder abortar, otros les dejan abortar en ciertos casos, todos le permiten abortar y todos le limitan el aborto. 


¿Cómo garantizar los derechos de los niños, los hombres y las mujeres?
¿A la vez?, imposible.  


El debate sobre el aborto no debe ceñirse a las limitaciones que se le imponen. Si un hombre no puede obligar a una mujer a ser madre, una mujer no debería poder obligar a un hombre a ser padre. No es admisible que sólo se piense en los intereses de las mujeres. Es necesario pensar en las personas. Es necesario pensar en mujeres, hombres y niños. Es necesario legislar con igualdad. Es necesaria una regeneración democrática.


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