jueves, 23 de junio de 2022

¿Es VOX inconstitucionalista? (Y CC.AA.)


 El otro día, en el Parlamento, le decía Pedro Sánchez a Abascal que tenía un grave problema con la Constitución. Y le recordó el Título VIII. Esto no es una acusación, es un mantra que repiten constantemente las izquierdas, los nacionalistas,… De hecho, han creado el axioma de que VOX es inconstitucionalista. ¿Pero eso qué significa, que VOX quiere cargarse la Constitución o que no quiere acatarla?

Luego hizo alusión a que VOX quiere volver a tiempos pasados. ¿A qué tiempos, al Renacimiento?

No, claro. Intentan estigmatizar a VOX como si fuesen los herederos del franquismo y como si quisieran volver a imponer el Régimen de Franco. Nada nuevo, es lo que siempre han hecho con el PP. Aunque ahora de forma más radical. También es cierto que la política española se ha “tensionado” mucho desde Zapatero y se ha radicalizado desde la aparición de Podemos. Pero el fondo siempre ha sido el mismo para la izquierda: “Que viene la derecha” (decían en algunos mítines) como se les decía a los niños pequeños “que viene el lobo”. Cualquier cosa que no sea la izquierda, la extrema izquierda, los secesionistas,… son fascistas. Siempre. Todos los que no piensen como ellos son fascistas. Todos los que nos oponemos al totalitarismo de la izquierda somos fascistas. Parece que fascista significa: demócrata, amante de la libertad y los derechos individuales.

Entonces, ¿VOX quiere cargarse la Constitución para imponer otra que le guste más? No, eso era lo que quería hacer Podemos. Atacaban a la C.E. llamándola el Régimen del ‘78 y se la achacaban a los franquistas. Sí, lo de siempre, para los rojos todo es fascista y franquista. Así que, en realidad, eran los de Podemos los que querían cargarse la C.E. para abrir un proceso constituyente (lo decían ellos tal cual) y redactar una nueva Constitución. Lo mismo que hicieron en Venezuela y ahí están las consecuencias. Y no, VOX no quiere cargarse la actual C.E. e imponer otra nueva. De hecho, es el único partido que la acata, la cumple y que exige a los demás que cumplan con nuestra C.E. del ‘78. Hasta sientan ante los Tribunales a quienes la incumplen. Que se lo pregunten a los secesionistas catalanes o al Gobierno de Sánchez que nos encerró en casa ilegalmente y pisoteó nuestros derechos constitucionales.

¿Pero quiere VOX volver a los tiempos pasados del franquismo? No. El franquismo es una parte de nuestra larguísima Historia y tuvo su momento, como el absolutismo o el comunismo. En el siglo XXI, en nuestro entorno, no tienen sentido las autocracias y mucho menos la autarquía. Increíblemente, sigue habiendo gente que “añora” un “comunismo” que ha fracasado siempre que se ha intentado y que además en el mundo actual es totalmente imposible.

Bueno, ¿y de qué va el Título VIII de la C.E.? Pues, entre otras cosas, de las CC.AA.

Cuando pregunto a alguno de estos socialistas o comunistas de salón el por qué dicen que VOX es inconstitucionalista no saben ni qué decirme en la mayoría de los casos. Solo están repitiendo lo que han visto en la tele. Los partidos suelen decir que el pueblo es adulto, maduro,… a la hora de votar lo que a ellos les interesa. Lamentablemente no es cierto. Hay muchos borregos y ellos lo saben. Por eso se dedican a lanzar ese tipo de mensajes simples sin argumentarlos pero repitiéndolos a diario, para que los borregos se queden con el mantra sin pararse a pensar lo que significa ni a cuestionarse el por qué de tal afirmación.

Los más inteligentes e informados siempre me mencionan que VOX quiere eliminar las Autonomías. ¿Y? El propio Título VIII, en el artículo 137 habla de las “Comunidades Autónomas que se constituyan”. Es decir, es una opción, no una obligación. Sí que es obligatoria la existencia de municipios y provincias en la organización territorial del Estado, pero no las CC.AA. De hecho, el constituir una CC.AA. no es algo automático, hay que cumplir unas serie de requisitos. Y si no se cumplen cuando se solicita, se deniega la constitución de esa C.A. Pero es más, la propia C.E. contempla el suspender las CC.AA. Por tanto, el querer eliminar algo que no es imprescindible y que la propia C.E. contempla la posibilidad de sus supresión, no es estar en contra la C.E. Y por otro lado, una de las atribuciones del Legislador es modificar la C.E. De hecho, ya lo han hecho el PSOE y el PP cuando han querido y con nocturnidad y alevosía, sin que casi nadie se entere y sin someter sus modificaciones constitucionales a un referéndum para su aprobación (o desaprobación) por parte del pueblo pretendidamente soberano, adulto y maduro.

¿Qué problema hay con querer cambiar la ordenación territorial del Estado (aparte de que a ti no te guste o no te convenga ese cambio, claro)? Precisamente una de las propuestas de UPyD era modificar la C.E. para cambiar esa organización territorial. Pretendían eliminar las Diputaciones Provinciales, las mancomunidades, reordenar los municipios fusionando varios en uno, eliminar Entes duplicados, modificar la C.E. para que ésta especificase qué competencia corresponden al Estado y cuáles a las CC.AA. con la intención de poner coto a las constantes exigencias de más competencias por parte de los nacionalistas,… Nadie les llamó inconstitucionalistas. Eso sí, se los cargaron porque esas reformas que pretendían hacer, eso de perseguir la corrupción, el enchufismo, las duplicidades, la parasitación, los sobrecostes en las obras públicas,… no lo podían consentir los que utilizan la política en beneficio propio.

¿Tener la pretensión de un modelo territorial diferente del actual es ser inconstitucionalista? Es que el modelo territorial del PSOE no es el autonómico, sino el federal (y así funciona internamente ese partido, como federaciones territoriales). Los comunistas tampoco tienen como objetivo el modelo autonómico, su modelo territorial está entre el federal y el confederal. Más bien, empezar como federaciones y acabar como una confederación. De los nacionalistas y especialmente secesionistas, ¿qué vamos a decir? No les vale el constitucional modelo autonómico. Unos quieren un modelo asimétrico (y por tanto discriminatorio) y otros directamente quieren salirse de este modelo autonómico y crear su propio “imperio” de países catalanes más allá de lo que abarca Cataluña.

Este pretendido sacrosanto modelo territorial obra del consenso de la Transición y aceptado alegremente por la unanimidad de todas las fuerzas políticas no era tan sacro ni tan santo ni tan unánime:

https://www.elmundo.es/espana/constitucion-espanola-40-aniversario/2018/12/04/5c065e0cfdddffd5598b4594.html


Al final el Estado español queda, no como un Estado autonómico, sino como un Estado de nacionalidades y regiones. Cada C.A. redacta sus estatutos y unas se definen como naciones, otras como nacionalidades, otras se quedan como regiones,… un guirigay.

El problema de la cuestión territorial no es una cuestión de democracia, libertad, de bienestar, de sentimiento de los pueblos,... sino que viene derivado de las aspiraciones políticas de ciertos partidos y de la pasta, de trincar del dinero público. Las CC.AA. se han utilizado para construir elefantiásicas estructuras políticas, administrativas, económicas y de personal. Los que ostentan el poder las utilizan para crearse su pequeño reino te taifas y para tener colocados a todos los afines, arrimados, su red clientelar… Por la vía de las subvenciones pueden controladas las políticas, a las personas y a la economía. Según a dónde se dirijan las subvenciones se fomentará el cultivo de tal producto, desaparecerá tal otro, se conseguirá la simpatía (y votos) de tal grupo (o colectivo), se impondrá una visión política o la contraria,...

Las Autonomías deben fomentar la igualdad, no imponer privilegios y discriminaciones:

Artículo 138.

1. El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular.

2. Las diferencias entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales.

1,Y a la hora de la verdad, el dinero no se reparte solidariamente en función de las necesidades de los ciudadanos o de los territorios, sino de los intereses políticos. Hay CC.AA. que tienen mucho más peso político que otras y son las que se llevan las grandes porciones del pastel. Las otras, las más desfavorecidas, ahí siguen, a la cola.

2,Y para saltarse la C.E. tenemos la financiación especial de vascos y navarros con el Concierto Económico Vasco y el Cupo vasco y navarro.


Siendo mínimamente serios, habría que llamar inconstitucionalistas a quienes no quieren respetar la C.E. y más aún a quienes quieren cargársela. Por tanto, son inconstitucionalistas los republicanos que quieren cargarse nuestro régimen constitucional de monarquía parlamentaria, los nacionalistas que utilizan esta Organización Territorial de CC.AA. para imponer privilegios y para discriminar a los de otras CC.AA. (p.e. excluyendo a los que no hablen o etiqueten en el idioma local), los secesionistas que quieren cargarse la Unidad Territorial del Estado, los comunistas que no respetan la Propiedad Privada y fomentan el movimiento Okupa (además de ser republicanos, prosecesionistas,…),… En resumen, todos son inconstitucionalistas menos VOX. Sí, porque todos vulneran la C.E. en su artículo 14, el que habla de la no discriminación de las personas en función de su raza, sexo,… y todos (menos VOX) promulgan y votan a favor de las inconstitucionales y discriminadoras leyes de G€n€ro.


Después de tanto cinismo resulta que VOX es el único que cumple y hace cumplir la C.E. Y que los cambios que cree necesarios para beneficio de España y de los españoles quiere hacerlos por la vía reglamentaria de modificación legislativa en el Congreso de los Diputados, que para eso precisamente está el Poder Legislativo.

¿Eliminará VOX las autonomías? No lo creo. Es justo y necesario, pero muy difícil. Lo que VOX promete, lo cumple. En este caso en concreto, cuando VOX tenga la fuerza necesaria, seguro que propondrá al Congreso la modificación de la C.E. para establecer nuestra Organización Territorial en base a las Provincias y no a las CC.AA. Pero es que hacen falta muchos votos y los otros partidos no se los van a prestar. No van a votar contra el inmensa estructura de poder y reparto de dinero que han montado durante décadas.

Otra opción sería la que proponía UPyD, reformar la C.E. para delimitar cuáles son las competencias propias de las CC.AA. y cuáles las del Estado Central. Pero nos topamos con el mismo problema: los otros partidos no van a consentir que las competencias de Educación, Justicia, Sanidad,… vuelvan a ser Estatales.

Por tanto, la única opción que puede resultar viable es (teniendo mayoría absoluta) el ir trasvasando competencias de las CC.AA. al Estado pero sin modificar la C.E. Es decir, el proceso inverso que se hizo en su día al ceder las competencias del Estado a las CC.AA.

 Cuando veo cómo la izquierda insulta, difama, calumnia, acusa a los demás de lo que hacen ellos,… cuando veo tanta manipulación y engaño, cuando veo cómo se criminaliza, se señala, se estigmatiza, se azuza el odio contra quien piensa diferente al pensamiento único impuesto por los progres, entonces es cuando me acuerdo del ambiente de tolerancia y respeto que había a las ideas y libertades de los demás en la Transición. Entonces es cuando siento que es necesaria una regeneración democrática.



lunes, 16 de mayo de 2022

La manipulación a través de los estereotipos: la dialéctica de la izquierda

 



Se trata de asignar actitudes o comportamientos de forma simplificada y automática: la derecha es violenta, antidemocrática, machista, racista,… Es una técnica de persuasión que evita el justificar la afirmaciones con argumentos y razones. Se convierten en dogmas, falsos dogmas.


Recuerdo la Transición como una época loca, simpática, de buen rollito, colegueo, libertad, tolerancia, exaltación de la democracia y sus valores, los derechos eran incuestionables (como la libertad de expresión),…

Para lograr aquella Transición pacífica y modélica, todos tuvieron que ceder. Pero desde el primer momento la izquierda marcó dos líneas a seguir: estigmatización de todo lo que recordase al franquismo y la popularización del discurso progre a través del buen rollito. A esto se unieron los nacionalistas en la medida que a ellos les pudiera interesar. Aunque el nacionalismo periférico hegemónico era de derechas (PNV y CIU).

Así fue calando el mensaje contra los símbolos y las instituciones. La bandera de España era fascista y consiguieron que estuviera mal visto el lucir sus colores. La G.C. y Policía eran cuerpos de represión y se les señalaba e insultaba en discursos, películas y canciones, la iglesia y moral católica era ridiculizada como carca…

Se fue estableciendo una nueva moral que no buscaba lo mejor para las personas ni para la sociedad, sino que pretendía lo opuesto al Régimen anterior. Así llegamos a encontrarnos esperpentos como aquel discurso de Tierno Galván inaugurando un festival de música con la siguiente locución: “Roqueros, el que no esté colocado, que se coloque. Y al loro.”. Incitación a la drogadicción y sin despeinarse. Esa actitud, esos mensajes fueron habituales en aquella época.

Y la izquierda (con los nacionalistas en la parte institucional y de los símbolos) fueron dejando caer su gota malaya día a día. Sus valores fueron calando en la sociedad. Mientras mostraban una cara amable a la gente, le sacaban los dientes a la derecha. Por lucir la bandera de todos los españoles, por hacer gala de nuestras tradiciones ancestrales,… los pintaban como a carcamales, retrógrados, fascistas,… La UCD, que no quería significarse mucho en lo ideológico y quería aparentar centrismo, se fue dejando comer el terreno. Alianza Popular aguantó más. Pero tampoco supo dar la batalla de los símbolos. Mientras llevar una bandera de España resultaba facha, llevar alguna bandera nacionalista de alguna región (o independentista) era guay. Y se reconvirtió el PP. Y Aznar pilotó su viraje al centro. Y cada vez que decían algo que no conviniese a la izquierda, nacionalistas,.. los acusaban de fascistas. Y a los peperos les temblaban las rodillas y agachan la cabeza y renunciaban a su ideario. Y se pasaron de frenada camino del centro y se zambulleron en la progresía. Y la izquierda cada día más crecida. Ya sin disimulo ninguno imponiendo su discurso y hostigando a quien se atreviese a salirse del guion que ellos marcaban. Y el PP cada día más sumiso. Y el resultado final (a fecha de hoy) es el totalitarismo que estamos padeciendo: no se admite el pluralismo. La diversidad ideológica está prohibiendo por ley. Se han cargado la libertad de expresión legislando el “delito de odio” a la medida de sus intereses. Cualquier cosa que se diga que les resulte incómoda puede ser juzgada como delito de odio. Eso sí, ellos pueden azuzar el odio contra todos: a los hombres los llaman violadores, maltratadores, dicen que llevamos la violencia en nuestros genes,… a la derecha la dibujan como violenta, fascista, machista, racista, homófoba,...


Después de la visita de Zelenski al Parlamento español y de su mención al bombardeo de Guernica, algunos de VOX saltaron a la palestra recriminándole. Los otros recriminaban a VOX diciéndoles que no era el momento. Cuando a la izquierda no le interesa, no es el momento. Nunca es el momento.


Hemos dejado que se imponga el discurso de la izquierda y de los antiespañoles. La izquierda se encarga de intimidar a los disidentes montando un escándalo cuando dicen algo que a ellos no les conviene y la derecha traga con todo. El resultado final es que el discurso sectario y las medias verdades (incluso mentiras) de la izquierda y los antiespañoles se convierten en “verdades” absolutas. Todo el mundo conoce el bombardeo de Guernica y el axioma que sobre él se construyó, pero nadie conoce los bombardeos de los republicanos. Ahí tenéis los horrores de la Inquisición española, pero casi nadie sabe que Inquisición la hubo en muchos países europeos y que la española fue de las más suaves, la más criminal fue la alemana, pero también la inglesa, francesa o italiana mataron más que la española. Todo el mundo conoce al “terrible” inquisidor Torquemada, pero nadie conoce los crímenes de Calvino, que fueron muchísimos más. Por eso ya hay que poner pie en pared y decirle BASTA a los que se dedican a ese discurso sesgado, falsario y estigmatizador.

Date cuenta de que la izquierda se dedica al TOTALITARISMO de las ideas y la derecha siempre le cede terreno. Te imponen sus mensajes criminalizadores de ciertos sectores o hechos, se victimizan y victimizan a quien les interesa, y no admiten que tú puedas tener otro discurso ni cuestiones en lo más mínimo el suyo. Se te tiran a degüello pisoteando tus derechos, como el de la libertad de expresión. No es ya que cuestiones ciertos aspectos de la ideología de G€n€ro o de los transexuales, es que si dudas de los tinglados que tienen montado y el dinero que se reparten sin fiscalización, te acusan a gritos de querer que maten a las mujeres. Si dices algo tan obvio como que los niños tienen pene y las niñas tienen vulva, te acusan de tránsfobo y hasta te sientan en un banquillo para que te condenen con las leyes del odio que han redactado para imponernos su censura.


Así que el discurso de Zelenski hacía referencia al bombardeo de Guernica. Probablemente el discurso se lo entregasen escrito desde la embajada ucraniana en Madrid. Y lo escribieron apostando a lo seguro, a “lo políticamente correcto”, que es el discurso y la “verdad” absoluta que ha creado al izquierda con el consentimiento de la derecha (por dejadez al principio y con su colaboración después). Por eso es tan importante pararle los pies a quien venga a mear fuera del tiesto. Por eso VOX le recriminó a Zelenski esa alusión tan sesgada. Y la izquierda, en su línea, nos decían que no era momento para eso, que estábamos hablando de algo tan grave como una guerra y tal y cual. Lo de siempre.


Echando un poco la vista atrás y abriendo los ojos ante nuestra situación actual, podemos ver el completo vuelco que ha dado la izquierda. De ser aquellos majetes enrollados, tolerantes, demócratas,… a ponerle cara de perro a quien difiera de ellos, a pedir “tolerancia cero”, a imponer por ley hasta la forma en que tienes que sentir y expresarte. Ahora tenemos que utilizar el absurdo y antinatural lenguaje inclusivo del “todos, todas y todes vosotros, vosotras y vosotres,…”

No se puede consentir ni un minuto más esta deriva totalitaria hacia la esquizofrenia. Es necesario volver a la libertad, a la tolerancia con quien piensa diferente, extirpar de los colegios e instituciones los adoctrinamientos y leyes ideológicas que excluyen a cualquiera que se salga de sus colectivos privilegiados. Es necesario pararle los pies a la tiranía progre y su discurso del odio. Es necesaria una regeneración democrática.




jueves, 31 de marzo de 2022

 

 DEMOCRACIA INTERNA EN LOS PARTIDOS



¿Es beneficiosa o perjudicial la elección democrática de los cargos orgánicos de los partidos?


Desde el momento en que la Constitución Española dice que los partidos deben tener un funcionamiento interno democrático, y teniendo en cuenta que estamos en una democracia, y dando por supuesto que todos detestamos las dictaduras y exigimos nuestro derecho a elegir a quien nos represente y dirija, pues parece evidente que la única opción posible es la de elección democrática de los cargos orgánicos por votación directa de todos los afiliados (sin compromisarios ni ningún tipo de intermediario).


A la hora de hablar de partidos políticos hay que tener presente qué son los partidos. Más concretamente los de nuevo cuño, los que han nacido en esta democracia. Partidos como UPyD, Ciudadanos, Podemos o VOX. Surgieron por el desencanto con el bipartismo anterior y por no tener a ningún partido que realmente representase a muchos ciudadanos. Sí, esos ciudadanos que decían votar con la nariz tapada y los que directamente no votaban negándose a participar en esta partitocracia. En esas surgieron unos ideólogos que proponían soluciones a los problemas que no resolvían, y que incluso provocaban, los partidos de siempre. Al principio eran poco más que un club de amigos. Redactaban manifiestos fundacionales llenos de idealismos y buenas intenciones. En base a ellos se concretaban los artículos que definían los estatutos que les regirían. Y hasta ahí, bien. Pero luego esos partidos crecieron muy rápidamente. Ya no eran un club de amigos. Te podían colar algún submarino para que te torpedease por dentro, podrían aterrizar un grupo de paracaidistas de otro partido y hacerse los amos para destruirlo. Eso es fácil. En un partido pequeño, metes un puñado de afiliados nuevos, presentas una candidatura y tienes más votos que cualquier otro candidato. Ya puedes mangonear como te interese el nuevo partido o hundirlo directamente. A eso hay que añadirle que la inmensa mayoría de los primeros afiliados, los camisas viejas, suelen ser gente idealista, voluntariosa, pero sin experiencia. En un terreno tan resbaladizo y tan pantanoso como la política, los líderes tiemblan ante la idea de que salga elegido cualquier tuercebotas o cualquier exaltado para dirigir una provincia o incluso una población.

Por eso resulta entendible que, desde la mejor de las intenciones (quiero suponer), todos acaban acaparando el poder en una persona o en un órgano supremo.

He vivido muchas elecciones internas para nombrar coordinadores locales, regionales, nacionales, europeos,... Y tampoco es tan democrático como pueda parecer. Suele haber cortapisas. Hay partidos en los que los afiliados eligen al candidato para la portavocía a la Europeas, pero el resto de su equipo se lo impone el partido. Y más tarde el partido tiene potestad para cambiar al portavoz. Con lo que al final no eliges nada.

Por otro lado, el elegir a los cargos no garantiza nada:

- En el ámbito nacional, si se presentan 40 candidatos para liderar el partido, ¿cómo eliges la mejor alternativa al actual líder? Imposible. No conoces a ninguno de ellos. Al final te dejas llevar por alguna de las corrientes que surgen y que dirigen (o manipulan) tu voto en beneficio propio. Eso, o votas al que te parece más simpático o que tiene un mejor currículum (sin saber cómo se expresa o su postura respecto a las cuestiones más espinosas)

- En el ámbito local sí que puedes conocer a todos los candidatos a coordinador local. En esos casos se montan grupos que compiten por un mismo objetivo y que sólo uno puede alcanzar. Surgen campañas en las que tiene cabida hasta el descrédito de los otros candidatos, especialmente contra los actuales líderes que suelen ser acusados de abusar de su posición para sacar ventaja. El resultado final suele ser la salida del grupo que ha perdido. Salen dando un portazo y echando bilis contra el partido que hacía un rato pretendían dirigir. Así que parece que la gente no es tan democrática como dice. Sí que piden democracia, pero para su beneficio (respeto a sus ideas, acceso a cargos,...), pero ellos no son demócratas con quienes piensan o deciden lo que no les interesa.

- La elección democrática no implica que nos guíen los mejores. De hecho, democráticamente fueron elegidos en sus partidos tanto ZP como Sánchez, los dos peores Presidentes que hemos tenido y con diferencia. También fue elegido Casado, y casi acaba de hundir al PP. Por supuesto, lo lógico, y hasta evidente, es que nadie va a votar a quien le engaña y le roba, y resulta que los partidos más corruptos son los más votados.


¿A que parece que estoy en contra de la elección democrática de los cargos orgánicos de los partidos? Pues no. Ya digo que a priori es lo ideal. Y sería perfecto si todos fuésemos idealistas, nos implicásemos para estar al día de todo lo que hace el partido y sus candidatos,… pero resulta que hay gente que sólo mira su interés personal, hay gente poco capacitada, hay gente que no sigue el día a día del partido y vota sin saber qué está votando, hay gente muy idealista y muy capacitada que puede resultar perjudicial por ser demasiado exaltados o fanáticos (por ejemplo),…

Me gusta la elección democrática, pero le veo muchos peros y mucho peligro.


Por otro lado, estoy convencido de que nadie debe tener el poder absoluto. La Historia nos ha demostrado que quien tiene el poder absoluto abusa de él. Se suele hablar de Trajano como buen gobernante. Cuentan que cuando fue nombrado emperador, le dijo al prefecto del pretorio en el Senado: «Toma esta espada y, si gobierno bien, úsala por mí, y si no, en mi contra» En realidad eso hay que enmarcarlo en el ámbito del “manifiesto fundacional”. Conociendo la condición humana y los vaivenes de la política y de los partidos, resulta imprescindible un control de los afiliados sobre los dirigentes. Un órgano interno no vale. ¿De que serviría un Comité de Garantías si estuviese colonizado por los afines al líder? Y los líderes (también los locales) pueden endiosarse, cambiar las prioridades y hasta la ideología que defienden. Claro ejemplo lo tenemos en el PP, que hace tiempo era de derechas, viajó al centro y se pasó de frenada hasta ser tan progre o más que el PSOE. En esos casos, desde fuera, solo tienes dos opciones: no votar a ese partido o votarle con la nariz tapada. Desde dentro, los afiliados, deben tener la potestad de cambiar a los líderes que han traicionado el manifiesto fundacional y el ideario que les llevó a afiliarse.

Por tanto, yo apostaría por una fórmula en la que el partido elija a los líderes desde nivel regional para abajo, pero escuchando a los afiliados y dándoles herramientas realmente eficaces para poder decapitar a la directiva si fuese necesario.

También creo importante (en el ámbito regional y local) la participación de los afiliados en la confección de listas y del programa electoral, aunque la última palabra venga de la cúpula de Madrid. Pero sería muy recomendable organizar una Asamblea para tratar esos temas, sobre todo donde haya pocos afiliados. Donde haya muchos puede ser inviable.


Y desde luego, los presidentes nacionales deben ser elegidos por votación directa de los afiliados. Ya digo que eso no garantiza elegir al mejor, pero sí permite librarse de los peores. Y eso debe obligar a los dirigentes a tener en cuenta a los afiliados y a no alejarse del ideario del partido.


Y en otro orden de cosas, en lo relativo a la situación política nacional, necesitamos una regeneración democrática, empezando por un cambio profundo de la ley electoral.