domingo, 27 de octubre de 2013


La Justicia corrompida.   


En la democracia española ha sido habitual el ataque de unos políticos a otros, de una parte de la prensa contra la otra parte, contra los sindicatos, la Iglesia,… Aquí lo único sagrado (o intocable) eran la monarquía y el poder judicial. Apoyándose en algunos acontecimientos, han abierto la veda contra la monarquía y contra el Rey de España. La única figura que permanecía como respetable era la de los jueces. Pero ellos mismos se están encargando de tirar por tierra ese respeto (y de arrastrarlo por el fango) al basar sus sentencias en función de sus intereses políticos, o aún peor: como elementos activos de la discriminatoria y represora ideología de género.

Se escucha a la gente por doquier diciendo que los políticos son unos corruptos. Y hay bastantes casos bien conocidos de tales políticos. ¿Y los jueces? ¿Los fabrican con algún tipo de material incorrupto e incorruptible? No, ¿verdad? Los jueces están fabricados con los mismos ladrillos que los políticos, con el mismo ADN que el resto de los mortales.

En una democracia es imprescindible la separación de poderes. Ésa que se cargó Felipe González. Conocida es la frase de Alfonso Guerra: “Montesquieu ha muerto”, refiriéndose a que habían acabado con la independencia de los jueces poniéndolos al servicio de los políticos.

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no puede estar elegido por los políticos, porque luego pasa lo que es público y notorio: las sentencias del Tribunal Constitucional (TC) dependen del reparto de jueces que hayan hecho los partidos, más que de la constitucionalidad de la ley a considerar. Y eso se ve reflejado en las páginas de periódicos donde, antes de que salga la sentencia, ya te dicen qué va a salir y qué va a votar cada juez. Porque no se trata de hacer justicia, sino de complacer a quienes los han colocado ahí. Y eso es prevaricación. Eso es corrupción.

La desconfianza de los ciudadanos hacia los jueces tiene dos pilares fundamentales, ya mencionados: el servilismo a los políticos y la colaboración activa con la discriminatoria ideología de género (otra ideología política, al fin y al cabo).

Y es que son ya muchos cientos de miles los hombres que han sido condenados sin siquiera juicio (aplicando medidas cautelares). Y cuando les llega el juicio los vuelven a condenar sin pruebas, ni testigos, ni indicios, sólo con la palabra de la acusadora (que es parte interesada). Y así hay muchos jueces que emiten sentencias injustas a sabiendas de que lo son. Y esa es la definición de PREVARICACIÓN. Y esos son los jueces corruptos. Y esos son los jueces que están dañando a la JUSTICIA (además de a los ciudadanos). Y esos son los jueces que hay que juzgar y condenar a la cárcel para limpiar de corruptos este país.

Es necesaria una regeneración democrática.